lunes, enero 15, 2007

Thank you for smoking

smoking.jpgSiempre lo he dicho: el que tiene labia suficiente es capaz de venderte bosta de vaca y convencerte de que es justo lo que necesitás. De eso exactamente se trata el trabajo de Nick Naylor, el portavoz de la Academia de Estudios del Tabaco, una organización financiada por diversas empresas tabacaleras y cuya misión primordial en la vida es aumentar la venta y consumo de cigarrillos, a pesar de la fuerte oposición de políticos y organizaciones que confirman que fumar es dañino para la salud.

Naylor sabe exactamente la dimensión de lo que hace. Sabe que el tabaco mata diariamente a 1,200 personas y tiene el cinismo de auto-nombrarse “el Coronel Sanders del tabaco”. Para Naylor esto es un trabajo como cualquier otro, pero finalmente, todo parte de una filosofía de vida, o como Naylor diría, una habilidad especial: si se argumenta correctamente sobre un tema, nunca se está equivocado.




Nick Naylor tiene además un hijo al que mira los fines de semana y al que poco a poco va explicando su filosofía argumentativa. El niño, que no es ningún tonto, va comprendiendo y captando el modelo discursivo del padre y comienza a aplicarlo en su vida. Convence así a su madre de que lo deje acompañar a su padre en un viaje de negocios a California. Así escribe también su tarea respondiendo a la pregunta ¿por qué los Estados Unidos es el mejor país del mundo? (En algún momento me pregunté por qué Naylor no habría usado sus métodos de argumentación para salvar su matrimonio...)

Thank you for smoking del director Jason Reitman, es una sátira compacta (apenas 92 minutos) con un reparto de famosos en breves apariciones. Katie Holmes es la despiadada periodista que revela información confidencial obtenida a través de un amorío con Naylor; Sam Elliot es el ex-hombre Marlboro, que está recluido en una finca en California, muriendo de cáncer y al que Naylor debe llevar un maletín rebalsante de dólares para que no hable en contra del tabaco; Robert Duvall es “The Captain”, el super-jefe de la corporación tacalera y quien confía plenamente en Naylor; William H. Macy hace del Senador Finisterre, quien trata de lograr que se apruebe la publicación de la imagen de tibias y calavera en los paquetes de cigarrillos, para que todos sepan que el tabaco es veneno. Y Aaron Eckhart es Nick Naylor, a quien le sale muy bien el cínico personaje.

Curiosamente, en toda la película, no se ve a nadie fumar. O sea, vemos gente que saca cigarrillos de paquetes pero jamás los enciende o se los mete a la boca y nada más The Captain aparece en algún momento con un puro en la boca pero apagado, cuando ya está en el hospital.

La película no quiere demostrar nada. No quiere convencerlo a usted de dejar de fumar o de que fumar sea dañino para la salud. Pero me parece que Thank you for smoking va mucho más allá de hacer una sátira crítica sobre la industria del tabaco y las dificultades que tiene para vencer la cada día oposición creciente al hábito, frente a las abrumadoras evidencias de sus afectaciones a la salud. Porque la habilidad verbal de Nick Naylor es la misma que utilizan políticos, portavoces y cualquier tipo de personaje que necesita vender o mantenerse en alguna posición con todo en contra. Y si no, fíjense cuando se entrevista a algún presidente o diplomático. Cuando se les hace una pregunta directa, una pregunta que bien puede contestarse con sí o no, el interpelado se hecha unas parrafadas evasivas que, a fin de cuentas, son como una cortina de humo sobre la pregunta que permanece sin respuesta.

Personajes como Naylor existen en todas partes y dan la impresión de, aún después del naufragio, siempre caer parados (como termina ocurriendo en la película). Gente como Naylor nos dejan la desagradable impresión de que la “flexibilidad moral” de algunos siempre se ve recompensada y que nunca les va mal en nada.. o casi nada. Seguro que usted conoce a más de alguno, porque seres como él, por desgracia, son legión.