jueves, enero 18, 2007

Se busca tono

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Tengo casi un año de estar rumiando una nueva novela. La idea original ha ido creciendo poco a poco a tal punto que ya tengo prácticamente la historia delineada de principio a fin. Hacen falta algunos detalles que son los que continúo rumiando y que espero solucionar pronto.

Todo comenzó con una idea muy concreta, con un disparate que pensé. ¿Qué pasaría si alguien tuviera la habilidad equis? ("habilidad" es una manera de llamarlo, porque es una de carácter siniestro y de poca si acaso alguna utilidad). Alrededor de la tal "habilidad" (a veces pienso que podría ser considerado como un don de carácter mágico o algo más bien cercano a una maldición), he ido armando personajes, historia, época, lugar, situaciones, conflicto y desenlace.

De nuevo me sorprende cómo cada libro, o cada historia, toma vida propia e impone su manera de escribirse o trabajarse. Hasta donde recuerdo, muy rara vez (si acaso solamente con algún cuento), sé lo que ocurrirá al final de una novela. En esta ocasión tengo claras las partes en las que estará dividida. Creo que será un trabajo de entre 125-150 páginas. Aunque si pudiera desarrollarlo en menos, me encantaría. Hace ratos que quiero escribir una novela corta y pienso que la historia se adecuaría a ello.

Jamás, para ningún libro, he hecho planificaciones minuciosas y si acaso, tomo notas, muy breves, más bien palabras clave, frases, preguntas. Para este nuevo proyecto hay apenas escritas 2 páginas en mi moleskine, de las cuales 13 líneas corresponden a los nombres de 13 personajes, 11 de los cuales son circunstanciales. Tengo también un par de títulos de trabajo.
Hasta allí supongo que todo bien. He intentado entonces comenzar a redactar. He anotado algunas frases. Cinco, exactamente. Dicho comienzo está escrito desde hace un año, casi desde el momento mismo en que se me ocurrió la idea inicial. Cada tanto cambio el orden de las frases, pero no paso de ahí. ¿Y ahora? ¿Por qué no sigo?

Aparte de las irregulares cantidades de tiempo que, por desgracia, puedo empeñar en escribir en este momento (y en resolver lo que falta de esta historia) no encuentro el tono, la manera en que la historia deberá contarse. Pareciera, dado que la historia está bastante resuelta en mi cabeza, que podría nada más sentarme a ponerle palabras. Pero ¿cuáles palabras, cómo? ¿Frases largas, frases cortas? ¿Primera o tercera persona o una combinación de ambos?

¿Cómo no voy a saber qué tono usar si he escrito antes 6 novelas, 5 poemarios y 5 libros de cuentos? Si bien es cierto la experiencia acumulada sirve de mucho a la hora de escribir, la verdad es que cada libro nuevo que se escribe nos convierte en novatos. Cada libro nuevo (por lo menos para mí), es como comenzar de cero, de la nada, del no saber, quizás por esa inesperada vida que cobra cada libro por sí mismo, inesperada vida que incluso te impone el horario de trabajo, el ánimo cotidiano, y sobre todo, te lanza nuevas enseñanzas sobre el oficio de la escritura.

El tono es una de las piezas del rompecabezas a la hora de escribir un libro. Una pieza que le puede dar vitalidad y respiro a una historia o matarla y hacerla pesada e inleíble. Más de alguna vez he descartado cuentos o los he vuelto a escribir completitos porque no me gustaba la manera en que estaban escritos, aunque me gustara la historia. Eso me pasó con uno de los Cuentos Sucios, el de la mamá en el sótano. La manera en que está escrito es bastante inusual. Tanto que no ha faltado quien diga que es un cuento en forma de poema porque las líneas van muy cortadas y visualmente parecieran “versos”. Pero ni son versos ni poema. Simplemente me pareció que esos cortes le daban agilidad a la historia y que permitían explorar otra forma de contar un cuento nada feliz. Eso lo hizo menos pesado que las 2 o 3 versiones anteriores que de convencionales en su redacción, caían aburridas.

Me he pasado más de alguna tarde de los últimos días, sentada precisamente delante de la página en blanco y aunque sé cómo va la historia, las palabras se niegan. ¿Será que mis palabras están en huelga? ¿Que a mis palabras no les gusta esta historia? ¿O que ya no podré escribir nunca más (para gran alegría de los que aborrecen mis libros)?

Por supuesto que he pensado en abortar el proyecto. En escribir otra cosa o dejarla para más adelante. Eso me ha hecho imaginar otras novelas, trabajar en su concepto. Pero la idea vuelve de manera insistente. Me interesa demasiado la historia como para descartarla. Debo escribirla a costa de cualquier cosa.

Trato de consolarme pensando que, en cuanto resuelva los vacíos del argumento, la redacción fluirá y las palabras, ojalá, saldrán incontenibles. Pero quien sabe. Cada libro es una caja de sorpresas. Para mí es lo emocionante de la escritura. Su permanente sorpresa, el reto continuo, el aprendizaje interminable.

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1 comentario:

DEARmente dijo...

Hola, he leído muchos de sus articulos de opinión en La Prensa Gráfica, gracias al último he logrado contactar su blog.

Me parece curioso que no hayan muchos comentarios porque usted es una persona que escribe muy bien.

Le dejo mis saludos y mi admiración.

Estaré pasando por aquí.